Cuando murió, no sólo Uruapan sintió como una parte de la esperanza se desvaneció, todo un país lo sintió, sentimos cómo nos arrancaron a una persona que buscaba el bien para su comunidad, para su gente, alguien que se atrevió a decir lo que otros callan, lo que otros minimizan, lo que otros deciden ignorar.
México está devastado porque es una vez más un triste recordatorio de lo que está mal con nuestro país, es una lástima que decir la verdad y velar por el bien de las personas te cueste la vida.
No podemos seguir haciendo de la vista gorda con esta clase de cosas. Esperemos que no pasemos de largo esta tragedia y que no sea otra más perdida entre el río de la memoria colectiva, que no pase como un simple titular en un noticiero, y que ahora, más que nunca, dejemos las diferencias y las divisiones y que nos mantengamos unidos siempre
Manzo sigue vivo en todos aquellos que queremos un México libre de violencia y de inseguridad.
Que en paz descanse.
(9 de abril de 1985 - 1 de noviembre de 2025)
